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sábado, 9 de marzo de 2013

Cajas de Ahorros, luces y sombras


CAJAS DE AHORROS, luces y sombras

He leído con interés la carta del Sr. Manuel Gómez publicada el pasado 7 de marzo en las páginas de opinión del Faro de Vigo y es muy probable que lo que voy a decir a continuación no sea del agrado de algunos lectores, sobretodo de aquellos considerados “Gayosistas”, si me permiten la expresión.

 Sin entrar en otras consideraciones, no es ninguna obviedad afirmar que las Cajas de Ahorros y Montes de Piedad en su origen tuvieron una función social muy importante; eran las depositarias del ahorro familiar y de las Pymes principalmente; con una extensión limitada a su territorio, y que pronto sucumbieron a los "cantos de sirena" del sistema financiero más especulativo. Se creó y consolidó en sus estructuras una clase de personas con intereses e influencias económicas y políticas muy "singulares", que hacían de estas Instituciones de crédito su feudo particular. Los consejeros obtenían muchas veces, por el mero hecho de serlo, créditos ventajosos, dietas económicas nada desdeñables por asistir a los consejos y, en este círculo endogámico, aprobaban emolumentos, indemnizaciones, planes de pensiones, o seguros de vida para sus miembros, a la par que adquirían unos privilegios con escaso control por parte de los órganos reguladores, y que el resto de los depositantes y ciudadanos en general nunca podían alcanzar y menos aún entender. En este punto también es difícil explicar el papel que han jugado, como convidados de piedra, los sindicatos por medio de sus representantes, en tanto que empleados, en los Consejos de Administración.

El Sr. Gómez, cargo relevante en la extinta Caixavigo, supongo, aunque no lo menciona expresamente, hace un breve repaso y alabanza, al mismo tiempo, de las “luces” de su añorada Caixavigo en cuanto a la importancia que esta entidad financiera ha tenido no solo en la ciudad de Vigo y que, a estas alturas, nadie puede negar: obra social, colegio Universitario, colegio Hogar, apoyo decidido al sector pesquero en momentos difíciles (especialmente al extractivo), etc. Lo mismo dirían, me imagino, los exdirectivos, tanto de Caixaourense como Caixapontevedra de sus logros –que también los hubo-, no por más pequeños, menos importantes, en sus respectivos territorios naturales de influencia. Debido al empeño del que fuera presidente de la Xunta de Galicia, Sr. Manuel Fraga, se invitó a estas Cajas de ahorros a forzar una unión desigual, con fórceps incluido, con la Caja dominante, en aquel entonces Caixavigo, aprobando y sellando en marzo de 1999 el protocolo de fusión de las cajas de ahorros del sur de Galicia, alumbrando, en dos velocidades, una nueva entidad, Caixanova. Más tarde todo se precipitó, no ya en una nueva fusión sino en la más absoluta de las confusiones con la incorporación de Caixagalicia como compañera de viaje en una singladura sin sentido y que algunos mal pensados han expresado con el siguiente dicho: “se juntó el hambre con las ganas de comer”. Después vendría el escándalo de las indemnizaciones millonarias de algunos exdirectivos y de las preferentes, unido a la lamentable, por improductiva e innecesaria, comparecencia del Sr. Julio Fernández Gayoso en la comisión de economía y competitividad del Congreso de los Diputados dejando, tanto a los señores congresistas como a  la ciudadanía en general, con un palmo de narices y cautivos de una información que despejaría, sin duda ninguna, algunas de las incógnitas más sabrosas de la última fusión.

 Por cierto, en las participaciones preferentes y obligaciones subordinadas, aunque Usted, Sr. Gómez, descarte la intencionalidad, no deben opinar lo mismo tanto el Fiscal General del Estado como la Fiscalía Superior de Galicia que tienen fundadas sospechas de que ha habido algo más que la simple suscripción de unos complejos productos financieros y que sólo en Galicia tienen atrapados sus ahorros 100.000 personas con  nombres y apellidos, de los cuales 43.000, con un capital cercano a los mil millones de euros, corresponden a las extintas cajas de ahorros gallegas, donde muchos de los afectados están aguardando a día de hoy una solución a su drama personal.

            Hoy, Novagalicia Banco, heredera de las anteriores Cajas de Ahorros, incluida Caixavigo, al igual que sucede con las herencias, es responsable de todas las cargas de la herencia recibida, tanto de sus “luces” como también de sus “sombras” y que, para bien o para mal, ninguno debemos olvidar.