La “gracia”
del pequeño Nicolás
A quienes
le vean la gracia a este pseudo impúber barbilampiño, “el pequeño Nicolás”, por
sus conocidas andanzas, fechorías o presuntos delitos cometidos sin que, al
parecer, nadie se haya dado cuenta ni le hayan echado el guante hasta la fecha,
les diría que el mundo de la política está plagado de pequeños Nicolás,
repeinados y espabilados que, a poco que se les deje hacer, se convertirán
algún día en primeras espadas de los partidos políticos y, por lo tanto, con
responsabilidades públicas, haciendo y deshaciendo a su antojo lo que le vengan
en gana.
Al igual
que este personajillo fanfarrón con cara de no haber roto un plato en su vida,
algunos aprendices pretenden no “vivir la política” sirviendo a sus ciudadanos,
sino de la política toda su vida, no teniendo ninguna cualidad, habilidad
especial, ni mucho menos estudios o méritos que se sepa, exceptuando aquellos que,
hábilmente y a golpe de mentiras, han incluido en su propio curriculum.
Que cada
lector piense en su propio Ayuntamiento, Diputación Provincial, Comunidad
Autónoma. Seguro que encuentra a un “pequeño Nicolás” que ha conseguido, con
solo arrimarse a las personas adecuadas y salir periódicamente en las fotos,
trepar poco a poco hasta alcanzar su objetivo, que no es otro que sentirse
poderoso y colmar su desmedida ambición personal.
Por tanto,
que caiga sobre este aprendiz espabilado –el pequeño Nicolás- todo el peso de
la ley, porque con ello cortaremos las alas a tiempo a todas aquellas nuevas
generaciones de pichones que pretendan volar alto en el mundo de la política
sin merecerlo, y que de no ser así pronto echaran a volar convirtiéndose, algún
día, en peligrosas aves de rapiña. Sinceramente, no le veo la gracia.