día y hora

sábado, 16 de febrero de 2013

BOMBONES PARA COMPARTIR


BOMBONES PARA COMPARTIR

Eso fue lo que me regaló un buen día la hija pequeña de una amiga. Abrí la puerta de mi casa y me lo soltó así, sin más: “Estos bombones son para compartir”. No tuve más remedio que compartirlos, naturalmente. Al principio no entendí el mensaje, pero después me di cuenta de su verdadero significado, que no es otro que el siguiente:

            Aunque inicialmente haya sido un regalo personal e intransferible, lo bonito es compartirlo con los tuyos, con aquellas personas que, a pesar de la distancia y el paso del tiempo, siempre se acuerdan de uno el día de tu cumpleaños; que nunca te dan la espalda cuando más lo necesitas; que comparten contigo tus grandes penas y pequeñas alegrías, y que siempre, siempre encontrarás en ellos una palabra de consuelo, comprensión y cariño.

            Por eso, cuando vosotros recibáis un regalo a título particular, pensad además en todos aquellas personas que nunca han recibido ni recibirán un simple detalle en su vida.

viernes, 15 de febrero de 2013

YO NO DIMATO, publicado en El Correo Gallego, 4-03-13


YO NO DIMATO

Pero,  por qué es tan difícil para un político conjugar el presente de indicativo del verbo DIMITIR, con lo fácil que es. Aunque anteponiendo en todo momento la palabra presunto(a), no es menos cierto que, si existen fundadas sospechas de que algún político haya metido la mano, ensobrado algún dinerillo de dudosa procedencia, o puesto el cazo en la COSA PÚBLICA debería, por decencia política y por su propia vergüenza, dimitir; más aún si ha sido imputado judicialmente.
            Ahora resulta que nadie es culpable de nada, sacudiéndose su mal fario echándole la culpa al vecino de las filas de la oposición o incluso a los de su propio partido, y para ello todo es válido, utilizando, si es preciso, las más burdas y chapuceras técnicas de espionaje,  mientras los unos y los otros se desentienden de los verdaderos problemas de quienes les han votado o ignorado en las urnas, avivando el mosqueo y cabreo generalizados.       

             Por todo ello sugiero que, junto con una copia del Reglamento de las Cámaras, se les faciliten a sus señorías un libro de gramática elemental.
    

lunes, 11 de febrero de 2013

LOS REMEDIOS DE LA ABUELA, publicado en el Faro de Vigo, 18-02-2013


LOS REMEDIOS DE LA ABUELA

Cuando estamos asistiendo al bochornoso y deplorable espectáculo de corrupción que recorre esta nuestra piel de toro como una epidemia me acuerdo, no sé muy bien por qué, de la urticaria, esa enfermedad eruptiva que aparece en la piel como un sarpullido incómodo, una erupción leve, en principio, y pasajera. Corremos el riesgo de rascarnos compulsivamente y pasar del insignificante granito al eccema, algo más serio, formado por vesículas rojizas que dan lugar a feas costras escamosas. Si a pesar de ello nos empeñamos en no darle la importancia que se merece hasta el punto de perder la fe en una pronta mejoría, como le ha ocurrido recientemente al Papa que ha perdido, según comentan, la fuerza tanto física como espiritual para continuar en el cargo, puede que lleguemos a tener nuestro cuerpo invadido de llagas, o peor aún, de dolorosos y repugnantes forúnculos. Para que no lleguemos a este lamentable estado, nada mejor que echar mano de los remedios y consejos de la abuela quien, para el eccema, tiene uno infalible, que no es otro que emplastos de leche de burra.

            Para curar la corrupción que ha invadido el País hasta poner en peligro nuestra frágil Democracia, la abuela, con sus sabios y prácticos consejos, recomendaría unas cuantas “leches” bien dadas a los corruptos y una larga y meditada cura de reposo en la trena.

domingo, 10 de febrero de 2013

Mi primera Novela

Inicialmente pensé en llamarla "Sinfonía Inacabada", pero una vez que iba cobrando vida propia no tuve más remedio que cambiar de opinión. "BREVE SINFONÍA DE OTOÑO", este va a ser el título definitivo de mi primera novela corta, o de mi corta novela, o tal vez no sea más que un simple ensayo. La empecé con mucho entusiasmo a finales del pasado mes de noviembre. Después de escribir cerca de cincuenta páginas me permití un tiempo de reflexión antes de continuar, aguardando que se cruzase en mi camino, y en el de mi novela, algún personaje real para poder novelarlo e incorporarlo al argumento.
Finalmente esto no ha sucedido, o tal vez sí; la propia novela lo descubrirá. Puedo adelantar que no es una novela histórica, aunque hay datos históricos y se desarrolla, en parte, en una época difícil de nuestra historia reciente. Tampoco es una obra poética, aunque he incorporado unos hermosos y conmovedores poemas. Y no es una obra musical, pero sí incluye una sugerente, pero breve, obra sinfónica que refuerza, envuelve y da vida, en gran medida, al argumento.
A continuación muestro dos breves fragmentos del inicio de mi primera novela -BREVE SINFONÍA DE OTOÑO-, con el deseo de que llegue algún día a ver la luz.



"Cuando la Orquesta Filarmónica de Berlín se disponía a iniciar los primeros compases del segundo y último movimiento, “andante con moto”, de la sinfonía nº 8 en Si menor, D.759, del compositor Vienés Franz Schubert, se escuchó un gran estruendo en el patio de butacas del Palacio de la Ópera, entre las filas séptima y novena.
            Al principio hubo una gran confusión. Los músicos dejaron de tocar inmediatamente y, luego, el público asustado, también los del primer, segundo y tercer anfiteatro, saltaron literalmente de sus cómodas butacas dirigiéndose en estampida hacia las puertas de salida................"
 
"..............El día amaneció cubierto con cielo de color gris plúmbeo y un viento molesto del norte. Aunque el reloj de pared marcaba las cuatro de la tarde, la luz del día se iba apagando poco a poco hasta convertir la ciudad en una postal de sombras alargadas, iluminada sólo por la tenue luz amarilla de las farolas y los luminosos de los pocos comercios y cafeterías que aún quedaban abiertos al público.
Los copos de nieve caían mansamente en la Place De Youville, en el casco antiguo de la ciudad Alta. Era principios de Septiembre y Sophie Dubois, a sus 88 años de edad, veía desde su pequeño apartamento, tras el cristal de su ventana, el lento y dificultoso caminar de las personas cruzando la calle, hundiendo sus botas en veinte centímetros de nieve. Era la primera nevada del año en Quèbec..............."