día y hora

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Poemario "Mirafondos", poesía

Hoy, por fin, rendí cuentas con mi pasado.

Una ola extrema engulló mi cuerpo,
caminé suspendido de una fina cuerda
y apoyé mis brazos en una tormenta
   de verano,
sentí el frío del miedo,
fue entonces, sobre el pavimento mojado,
cuando ¡dioses planetarios!,
me encontré con mi propia sombra
y me vi a mi mismo, reflejado;
cerré los ojos.

El tiempo se detuvo, y al cabo
de unos cuantos años,
oblicuo el cielo raso, me topé,
de nuevo, con mi propia umbría.

No la reconocí, y ella
se alejó de mi vida
con aire contrariado.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Poemario "Mirafondos", poema adicado a unha Rosa

Onte non che puxen flores,
                                               síntoo;
aquelas rosas vermellas que
con tanto agarimo
embelecías o floreiro azul,
preto do peitoril da ventá;

dende aí mirabas o mar e tamén
a illa pendurada
na liña do horizonte que tanto
che engaiolaba;

o frío de Decembro,
inqueda nostalxia,
borrou o teu sorriso,
rosa vermella
 para sempre,
e quedou murcha,
rosa roseira,
a miña Rosa;

onte non fun quen
de poñerche flores,
                                               síntoo
de veras con toda
a miña alma.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Poemario "Mirafondos", prosa poética.

                                                                                         (página de sucesos)

El vehículo hizo un extraño
y Piñeiro perdió el control 
de su Mercedes clase D,
                                     empotrándose
contra un viejo roble centenario
en el kilómetro cuarenta y tres 
de la carretera nacional N-550,
cerca de Padrón, en dirección a Santiago
de Compostela, donde se dirigía, 
desde Pontevedra, a la notaría 
del Sr. Sousa para realizar unas gestiones
acerca de la herencia familiar.

Un aparatoso accidente que, 
                                     afortunadamente,
no revistió daños
personales graves; 
sólo una secuela en el pulmón izquierdo
debido al aplastamiento contra el volante
que le produjo inicialmente
una pleuresía, y después, 
una pleurodinia recurrente
que le provocaba, de vez en cuando, fatiga.

Eso sí, el coche quedó para chatarra: 
siniestro total; un amasijo de hierros
                                     retorcidos
y un puzle desordenado de plásticos
y vidrios rotos esparcidos
por todas partes.