día y hora

martes, 5 de noviembre de 2013

Los "Hunos" y los "Hotros"; publicado en Faro de Vigo, 17-11-2013

LOS “HUNOS” Y LOS “HOTROS”

Ya sabíamos quienes fueron los Hunos, una amalgama de tribus euroasiáticas  capitaneadas por el inefable Atila y que, según nos cuentan los libros de historia, hicieron de las suyas por todo el Imperio. Pero nunca, hasta ahora, nos explicaron quienes eran los Hotros, si es que alguna vez existió tal pueblo.
            Desprovistos aquellos pueblos - a D.g.- de su hache guerrera, los encontramos en nuestros días y en algunos centros de trabajo de nuestra inestimable Administración Pública donde coexisten, aparentemente pacíficos, los Unos y los Otros, compartiendo el  mismo territorio. Es lo que sucede, por ejemplo, en lo que antes se le conocía por el acrónimo, con muy poco acierto todo hay que decirlo, de INEM, y hoy se denomina, con el mismo acierto, Servicio de Empleo Estatal (digo lo de acierto eufemísticamente, porque encontrar un empleo utilizando este Servicio puede ser tan difícil como acertar los números de la bonoloto), que es competencia de la Administración General del Estado, que comparte la misma ubicación espacio temporal con otro organismo, este vez autonómico, denominado Servizo Galego de Colocación –el nombre de marras también se las trae, dicho sea de paso-, perteneciente a la Xunta de Galicia.
            En este territorio compartido, tanto por los Unos como por los Otros, existe una delgada y sutil línea competencial que, al parecer, sólo ellos –los Unos y los Otros- dicen conocer al dedillo, pero que los sufridos administrados o ciudadanos nos declaramos abiertamente legos en la materia. Esta confusión puede provocar, y de hecho provoca situaciones, cuando menos, absurdas y contradictorias, a la hora de registrar, por ejemplo, un simple documento.
Lo siento, este papel pertenece al territorio de los Unos.
¿Pero dónde están exactamente, quienes son los Unos y quienes los Otros, me lo puede usted explicar?
Lo peor de todo es cuando los Unos y los Otros se pasan la pelota y piensan que no son ellos sino los otros a quienes le corresponde estampar el sello en el dichoso papel que lleva adosado en la frente con loctite el incauto e indefenso ciudadano. Es más, cuando uno, harto de tanto circunloquio, va y le suelta, tanto a los Unos como a los Otros, el artículo 35 –Derecho de los ciudadanos- de la ley 30/1992 de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo común, manifiestan con incredulidad que eso no va con ellos sino que eso le compete a los otros, reinando nuevamente la confusión y el cabreo en el territorio, muchas veces camaleónico, en que se ha convertido nuestra Administración Pública. Todo esto lo digo con cariño y el respeto debido, tanto a Unos como a Otros.

Nota: "los hunos y los Hotros", célebre frase acuñada por Unamuno y recogida en "Miguel de Unamuno, Epistolario inédito" (edición de Laureano Robles, Madrid, Espasa-Calpe, 1991).

lunes, 4 de noviembre de 2013

MIRAFONDOS (poemario), escolma de poemas

                                                                 


Sinto que fuxen
as miñas palabras;
precipitarse
o meu pensamento
cara ó infinito.

A mirada perdida
no punto equidistante
do luscofusco vespertino
anega o meu corazón ferido,
e transpórtame alén do mar,
cara a outro mundo
de ilusións e de vellos
soños fragmentados.


***


Sei que o Outono
                        está aquí;
entrou pola fiestra da casa
enchoupando, intermitente,
5          a concavidade vermella do tellado.

Enriba, o ceo ameazante
énchese de chumbo algodoeiro,
arrastrado polo vento
preguizoso e morno do Sur.

10        Sei que, logo, virá o inverno;
caerá, de cedo, a noite,
e asolagará as veigas e  soutelos
coa súa luva sombría.

Sei que haberá, aínda, moitos
15        días anubrados,
moitas e longas noites
                        de espera,
de inquedanza,
agardando volver a verte de novo
                        en Primavera.

21        Sei que si pecho os ollos
atopareiche e atoparasme
ao carón do mar,
camiñando cos pés descalzos
                        pola area.

26        Sei, tamén, que si esperto,
de súpeto,
esquecereiche e esquecerasme
para sempre, 
                        Compañeira.




***

Vexo tenrura na túa mirada
de ollos azuis,

                        Comprometida.

Aprecio un sopro de aire novo
nos teus beizos lenes,

                        Consentida.

Camiña, devagar, polos vieiros
impenetrables
do meu corpo,

                        Perdida.

Eres como un regueiro limpo
que sacia a miña sede,

                        Redimida.



***

Entre recendos a eucalipto
1          e herba mollada
camiña o vento

                        Silandeiro.

Revoan murchas polo chan
2          as follas de carballos e

                        Piñeiros.

Preto, extramuros,
3          escoitase o latexo
dun regato exiguo
onde medran, freixos e

                        Salgueiros.

O vento maino do Leste
4          abanea, cun laio inmortal,
as pólas das árbores,

                        Unlla e carne,

                        Mar e Ceo.



***
(interludio)


Unha chuvia cantareira zarrapica
os vidros da xanela;
as pingas de auga quedan
apegadas no cristal e,
no intre, escorregan
anárquicas, procurando
o seu descenso natural.

Experimento co bafo do meu nariz,
e vou nebulizando, a pares,
o vidro afumado
ata crear un mapa
de buratos simétricos e fuxidíos.

Fóra, unha mera perpetua
                               anega
os montes, o mar e as leiras.


***

(rosa de novembro)

Resistes a turrada
da primeira friaxe do Outono,

                        Impasible,

namentras as demais
amosan xa o seu esqueleto mortecino.

Non sei que farás
cando chegue, por fin, o inverno,
e te volvas definitivamente

                        Invisible;

non sei canto tempo
resistirás aínda,
rosa, roseira;
a miña rosa,

                        Invencible.



***


(poema descritivo)

Miradas esquivas
que se buscan sen querer,
insinuantes,
percorren o perímetro do vagón;

5          O barullo do tren golpeando
con cadencia os raís;
movemento sinuoso e compasado
lembrando, talvez, tempos pretéritos;

breves cabezadas somnolentas
10        alimentando o breve soño intermitente;

cheiros indescifrables
suspendidos na atmosfera
espertan instintos reprimidos
e escorrentan os praceres concupiscentes;

15        deixando atrás a paisaxe montañosa e suave,
as augas caudalosas e tranquilas,
adentrámonos na chaira ampla e mais estéril,
e na terra arroibada.

Vexo, ao lonxe, estacións envellecidas,
20        decadentes, con letreiros ferruxentos;
paredes zarrapicadas de grafitis;

imaxes fugaces sucédense tras a xanela,
sostendo a mirada perdida
no horizonte plano:

25        pernas entumecidas e doridas
polas horas mortas;

ir e vir polos corredores,
desafogando a preguiza entre vagón e vagón,

apeándome no andén solitario:
30        un café, aire fresco e renovado
nun lugar descoñecido.

De novo no vagón
as mesmas facianas, diferentes,
mergullándote na lectura,

35        no teu mundo,

intercambiando a mirada
cos outros, contigo mesmo,

co teu presente e o teu pasado,
co teu silencio.

As horas pasan vagarosas.