día y hora

viernes, 5 de julio de 2013

El Bardo de Long Island, WALT WHITMAN

Nada mejor, para refrescar este sofocante calor veraniego, que escoger un fragmento del poemario de este genial poeta americano (1819-1892), recogido en su libro "Hojas de Hierba", al que también le dedicó Federico García Lorca un poema titulado Oda a Walt Whitman,
(fragmento nº 22)

"Y tú, mar... También a ti me entrego. Adivino
lo que quieres decirme,
Desde la playa veo tus dedos que me invitan,
Y pienso que no quieres marcharte sin haberme
besado.
Debemos estar un rato juntos: me desnudo y me
llevas muy lejos de la costa,
Arrúllame y durmiendo al vaivén de tus olas,
Salpícame de espuma enamorada, que yo sabré
pagarte.
Mar violento, tenaz y embravecido,
Mar de respiros profundos y revueltos,
Mar de la sal de la vida, de sepulcros dispuestos 
aunque no estén cavados,
Rugiente mar que, a capricho, generas tempestades o calmas,
También soy como tú: con uno y muchos rostros,
Participo del flujo y del reflujo,  cantor soy de 
los odios y de la dulce paz,
Cantor de los amantes que duermen abrazados,
También doy testimonio del amor a mis prójimos....."

Nota: como dice Enrique López Castellón, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid en el prólogo del libro " Canto a mi mismo" de Walt Whitman: "Su cuerpo fue a abonar la tierra, a fin de que crecieran más lozanas y frescas -ya para la eternidad -sus inolvidables Hojas de Hierba". "Canto a mi mismo es, en realidad, un canto a todos los hombres identificados con la naturaleza entera".

lunes, 1 de julio de 2013

Una cura de humildad, publicada en el Faro de Vigo, 8-07-13 (edición digital)



UNA CURA DE HUMILDAD 

Nadie, ni uno mismo, debería considerarse el más listo de la clase, ni el más guapo (tampoco el más feo). Aunque tengamos nuestras fantasías o aspiraciones, o complejos, debemos aterrizar de vez en cuando poniendo nuestros pies en el suelo, y no estar suspendidos constantemente en las nubes. La pólvora hace mucho tiempo que fue inventada y a lo más que podemos aspirar es a ver cumplidos, algún día, nuestros deseos más lascivos. Digo más, es necesario que alguien nos despierte de nuestras efímeras ilusiones y nos haga ver que las cosas, a menudo, no son como nos las pintan, y que tenemos que mordernos, más de una vez, los labios, apretando bien los dientes, antes de creernos mejores que los demás.

                Por poner un ejemplo reciente, es lo que ha sucedido con la selección española de fútbol que ocupando, en estos momentos,  el número uno en el ranquing de la FIFA, era la envidia y el ejemplo a seguir por las demás selecciones. Hasta que la Canarinha nos hizo morder el césped del Maracaná.

                Si uno no es capaz de practicarse, de vez en cuando, una cura de humildad, nada más aconsejable que acudir a un buen amigo, al que con frecuencia ignoramos, para que nos cure las heridas que nuestro orgullo no nos deja apreciar.