día y hora

viernes, 7 de junio de 2013

Unha esquela moi sentida, publicada no Faro de Vigo, 12 de xuño de 2013


Unha esquela moi sentida 


Estamos acostumados a ler a miúdo as esquelas que adoitan pór os xornais nas súas derradeiras páxinas. Por iso, aqueles que ollaron o Faro de Vigo do pasado domingo, día 2 de Xuño, atopáronse, non cunha esquela, senón, cunha merecida homenaxe a unha persoa que viviu, sufriu e disfrutou da súa paixón, que era ao mesmo tempo o seu traballo: o Mar.

         O texto desta merecida homenaxe (o meu parabén ó autor) está redactado cunhas palabras moi sentidas, sinxelamente marabillosas, que fixeron remexer en min o alicerce da nostalxia e admiración, ao mesmo tempo, polos nosos devanceiros e por todas aquelas persoas que traballaron no mar: “zarpou á vida........e atracou na súa derradeira marea”(sic). Qué xeito tan poético de citar o principio e o final de toda unha vida adicada aos seus e ao seu traballo no Mar. “El mar. La mar/El mar. ¡Sólo la mar! (Rafael Alberti,marinero en tierra (1924).

         Co permiso da familia do finado, aproveito para estender este recoñecemento tamén aos meus, meu Pai e meus Tíos, meu Padriño, que xa non están entre nós, a todos aqueles que deixaron a súa vida nas profundidades dese ponto inmenso azul, e aos que aínda hoxe continúan a súa singradura polos sete mares, lonxe da súa familia, dende o Gran Sol ata as Malvinas, Namibia, etc.

         Axiña chegará o 16 de Xullo, día da virxe do Carmen, patrona dos mariñeiros e, de novo, navegaremos xuntos pola enseada de Bueu, poñendo proa á Rosa dos ventos, namentras un serviola, pola amura, non lle perde de vista á tripulación, rendéndolle, deste xeito, unha merecida homenaxe aos nosos mariñeiros.

        

procesión da virxe do Carme, Bueu

miércoles, 5 de junio de 2013

(Mirafondos) -Poesía descriptiva


MIRAFONDOS –POESÍA DESCRIPTIVA 




Miradas esquivas que se buscan sin querer, insinuantes, recorren el perímetro del vagón,

El ruido del tren golpeando con cadencia los raíles,

Movimiento sinuoso y acompasado, recordando, tal vez, tiempos pasados,

Breves cabezadas somnolientas, alimentando el breve sueño fragmentado,

Olores indescifrables suspendidos en el ambiente, despiertan instintos reprimidos y ahuyentan los placeres concupiscentes,

Dejando atrás el paisaje montañoso y suave, las aguas caudalosas y tranquilas, nos adentramos en la llanura ancha y estéril y la tierra rojiza,

Veo, a lo lejos, estaciones envejecidas, decadentes, con letreros oxidados; paredes salpicadas de grafitis,

Imágenes fugaces se suceden tras la ventana, sosteniendo la mirada perdida en el horizonte plano,

Piernas entumecidas y doloridas por las horas muertas,

Ir y venir por los pasillos, desahogando la pereza entre vagón y vagón,

Apeándome en el andén solitario: un café, un cigarrillo, aire fresco y renovado en un lugar desconocido,

De nuevo, en el vagón, las mismas caras, distintas, sumergiéndote en la lectura, en tu mundo, cruzándote la mirada con los mismos, con otros, contigo mismo, con tu presente y tu pasado, con tu silencio,

Las horas pasan lentas y el tren de la vida, a veces, también.

o río Miño, visto dende o tren
 
 


 
 

domingo, 2 de junio de 2013

EL PUENTE Y LOS DENTISTAS


EL PUENTE Y LOS DENTISTAS

Es cierto que, a veces, tenemos temores infundados, irracionales fruto, tal vez, de una mala experiencia pasada, que quedan grabados  en nuestras neuronas y son susceptibles de transmitirse, por ejemplo, a tu descendencia, incrustándolo en tu código genético, en tu ADN.

            Ir al dentista no tiene, en principio, por qué ser peor que acudir a tu asesor fiscal y que te diga que te toca pagar este año 1.500 euros del ala en la declaración de la renta. Muchas veces nos preocupamos en exceso anticipándonos a eventuales e infundados infortunios. Entonces no nos queda más remedio que echar mano de aquel proverbio chino que dice: Si un problema no tiene solución, ¿para qué preocuparse?; y si lo tiene, ídem. Todo esto lo pienso con los ojos cerrados, disfrutando del último sueño placentero antes de que alguien te despierte, apremiándote, y te recuerde: ¡A ver, que no llegamos al dentista, ya sabes que hoy te toca hacer la endodoncia y un puente!

            Yo, que para ir al dentista soy más cagueta que otra cosa, cierro los ojos, me autosugestiono, respiro lenta y profundamente, caigo en trance, mientras repito la frase que Julio César, emperador de la antigua Roma, dicen que dijo en su obra Comentarios a la guerra de las Galias: “Cuando lleguemos a ese río, ya hablaremos de ese puente”.

Lo dicho, hay que tomarse las cosas con calma, todo a su debido tiempo.

Cuñas publicitarias de O.N.L.A.E. y O.N.C.E.


CUÑAS PUBLICITARIAS

Apuro mi café con leche en el desayuno mientras espero por las noticias de las ocho. Antes, una batería machacona de cuñas publicitarias, a las que algunos no le prestamos ni la más mínima atención, inunda las ondas. Intentas abstraerte, sorbiendo el café con leche que está a punto de quemarte la tráquea de lo caliente que está. Algunas de estas cuñas publicitarias te pueden producir una acidez en el estómago debido a que, a fuerza de escucharlas una y otra vez, te quedan grabadas en tu memoria e, inconscientemente, aunque no lo quieras, llegas hasta tararear por lo bajo algunas de las canciones que acompañan al mensaje. Las cuñas publicitarias son como alienígenas que intentan, poco a poco, abducirte la poca sesera que aún te queda disponible en tu disco duro. El mensaje de algunos de estos anuncios no puede ser más frívolo, como, por ejemplo, el de la O.N.C.E. o el del Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado, más conocido, este último, por el acrónimo de O.N.L.A.E., en el que se nos invita a participar en unos juegos y apuestas bendecidos por el gran casino en que se ha convertido el Estado y que, debido al factor matemático y exponencial de la probabilidad estadística –algunos le llaman azar-, ni usted ni yo ni la inmensa mayoría de los mortales llegaremos a conseguir jamás un premio, a lo sumo un reintegro de pascuas en viernes para seguir……jugando adorando, de esta forma, al vellocino de oro al que algunos se agarran como a un clavo ardiendo. Cambio de emisora y vuelvo a escuchar los mismos anuncios Ofensivos, Nimios, Lacios, Anodinos y Estúpidos. De nuevo muevo el dial y me sale la emisora oficial del Reino, y escucho a una sarta de contertulios opinando de todo, sabiendo de todo, como auténticas enciclopedias del conocimiento, y lanzando diatribas a diestro y siniestro. Me impaciento y me cabreo, al mismo tiempo que me cae una gota de café en el cuello de la camisa recién lavada y planchada. Entonces, para alegrarme el día, me acordé de la siguiente frase ocurrente que me soltó un amigo hace poco, en relación a la poca gracia de la que hacen gala algunos tertulianos, políticos y, por supuesto, cuñas publicitarias: “Onde non hai, N’ONLAE”.