Después de caminar en la compañía del dios griego Hades
en mi último artículo y visitar el inframundo del infierno de tártaro donde habita la miseria humana,
me apetecía escribir, lejos de las armas asesinas, algo
diferente, pero no por ello menos importante como lo fue en su día la
emigración gallega a las Américas, a finales del siglo XIX y principios del XX.
Y ello en compañía de algunos de los versos más conocidos de una mujer, nuestra
poetisa más universal, Rosalía de Castro (1836-1885,) que supo describir la miseria y la nostalgia-saudade o morriña- de todas aquellas personas que un día partieron , por
necesidad, de nuestra Galicia, cruzando
el atlántico para buscar mejores oportunidades en países como Cuba, Brasil o
Argentina.
No pretende este ser un trabajo ni científico
ni literario, y a buen seguro mi prima Gely, catedrática de literatura española,
me puede y debe corregir mi atrevido y frágil conocimiento en esta materia.
Este breve ensayo no pretende más que brindar un merecido homenaje a nuestros
emigrantes, que también puede ser la de cientos, miles de personas, que un día partieron por
necesidades diversas de sus distintos países, sencillamente en busca de un porvenir, un
mundo mejor para sí y los suyos; en el caso de Galicia, la de miles de personas
que partieron en busca de El Dorado,
no ya económico, sino de una felicidad que en su tierra le fue negada.
Para este artículo en mi blog aparece una única
foto que, aunque conocida hasta la saciedad, es un testigo fiel y desgarrador
de estos acontecimientos, y que debido a su constante reiteración y divulgación
en los medios -el autor es Manuel Ferrol (1923-2003)-, pertenecerá para
siempre en nuestra memoria colectiva. En esta foto aparece un padre y su hijo despidiéndose en el muelle de A Coruña antes de partir aquél para la emigración.
La
emigración a “las Américas” se inicia
en el último cuarto del siglo XIX. Es Cuba quien recibe el mayor número de
emigrantes gallegos en 1853 y primeros años del siglo XX, después serían
Argentina y Brasil. Las razones que llevaron
a miles de gallegos a emigrar no fueron sólo
demográficas, sino la existencia de una economía primaria de subsistencia y la
escasa industrialización, el régimen de propiedad, los excesivos tributos a satisfacer
y la falta de atención que le prestó desde siempre las autoridades. En
definitiva, fue el “hambre”, principalmente
lo que llevó al gallego a emigrar, y la emigración sirvió como válvula para
frenar un eventual crecimiento demográfico.
De Follas Novas (1880), “As viudas d’os vivos e as viudas d’os
mortos”
¡PRA A HABANA!
I
María, eu son mozo,
Galicia está probe,
pedir non m’é dado, y â Habana me vou….
eu vou pol-o mundo ¡Adiós, adiós, prendas
para ver de ganal-o d’o meu corazón!
V
Éste vaise y aquél
vaise,
E todos, todos se
van;
Galicia, sin homes
quedas
que te poidan
traballar.
Tés, en cambio, orfos
e orfas
e campos de soledad,
e nais que non teñen
fillos
e fillos que non tên
pais.
E tés corazóns que
sufren
longas ausencias
mortás,
viudas de vivos e
mortos
que ninguén
consolará.
Las provincias interiores de
Galicia, Lugo y Orense son las que presentan el mayor flujo migratorio, aunque
en las estadísticas oficiales figuran las de Pontevedra y A Coruña, pues fueron
desde estas ciudades costeras y con
puertos importantes –en el caso de Pontevedra, lo fue Vigo- donde partieron
nuestros emigrantes. Hay que señalar que en el continente europeo, sólo Irlanda
adelanta a Galicia en las estadísticas de emigración; a continuación le sigue Italia y
el resto de las provincias españolas.
Las
remesas de dinero que enviaban periódicamente a Galicia nuestros emigrantes contribuyó, en gran medida, al sostenimiento de la pequeña
explotación familiar y también al pago de las rentas por la posesión de las
tierras.
De Cantares Gallegos (1863)
6
Adiós, ríos; adiós fontes; Deixo amigos por extraños
adiós regatos pequeños;
deixo a veiga pol-o mar;
adiós, vista d’os meus ollos, deixo, en fin, canto ben quero…
non sei cándo nos veremos. ¡Quén puidera non deixar!...
Mais
son probe, e, malpocado,
a
miña terra n’é miña,
qu’hastra
lle dan de prestado
a
beira por que camiña
ô
que nasceu desdichado.
Todo esto sucedía en un contexto
histórico en la España de finales del
siglo XIX y principios del siglo XX, en los siguientes acontecimientos:
A partir de
1836 se suceden los primeros tratados de reconocimiento de independencia de las
distintas Repúblicas iberoamericanas: Méjico, Uruguay, Chile, Argentina);
Sexenio revolucionario (1868-1874); Amadeo I de Saboya reinaba en España
(1870-1873); Se promulgaba la 1ª República (1873-1874;) El rey Alfonso XII
reinaba (1875-1883); Durante el período 1885-1902, Regencia de Mª. Cristina de
Habsburgo; 1898, Guerra hispano norteamericana: pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas;
1902-1931, reinado del rey Alfonso XIII;
1931, proclamación de la 2ª República.
Sirva este breve ensayo, pues, como reconocimiento
y homenaje a todos los emigrantes gallegos, que se sienten extranjeros en otros
países, y a aquellos extranjeros que se sienten emigrantes en cualquier país que no es el suyo en la búsqueda de “ un sueño” , como muy bien describió Nélida Piñón, escritora brasileña, de ascendencia gallega, y
ganadora, entre otros, del premio
príncipe de Asturias de las Letras del
año 2005, en su libro “A república
dos sonhos”.
Nota: He utilizado el libro Rosalía de Castro, Obra poética, con estudio y selección de Augusto Cortina, quinta edición, 1963, colección Austral nº 243, Espasa-Calpe, S.A.