día y hora

lunes, 30 de septiembre de 2013

¡Apaga y vámonos! (publicado en el Faro de Vigo y en el Correo Gallego, 2 de octubre 2013)

¡Apaga y vámonos!

Ya he perdido la cuenta de cuántas veces en los últimos tiempos nuestro Gobierno ha permitido el injusto y escandaloso incremento del recibo de la luz en beneficio de las compañías eléctricas.
            En previsión de  lo inevitable, un servidor (sufridor energético, en este caso) ha modificado sus hábitos de consumo sustituyendo, por ejemplo, las bombillas por velas. He vendido en el cash converter la televisión (total, para lo que hay que ver), la nevera y el equipo de música. Evito ducharme en casa. Ahora utilizo la piscina municipal (los aseos, se entiende). Para la ropa sucia aplico la fórmula de la abuela: jabón lagarto y agua del grifo (poca); y para planchar uso otra que hizo popular a un modisto gallego: la arruga.
            Pero, a pesar de todas estas técnicas de supervivencia y primeros auxilios, no he conseguido reducir significativamente el importe del recibo de la luz que incluye, además del IVA, otros impuestos energéticos que, dicho sea de paso, no arrojan luz, precisamente, a la hora de entender la factura de marras, convirtiendo, de esta forma, lo mínimo, es decir, el W en lo máximo, o sea, en el KWh.
            Al parecer, la intención de nuestro Gobierno (y el de las eléctricas) es que vivamos en el ostracismo lumínico y retrocedamos a las cavernas, de donde saldremos, más tarde que pronto y con un poco de suerte, después de que hayamos entendido convenientemente lo que un tal Platón intentó, hace ya unos cuantos siglos, explicar con su famosa parábola de “el mito de la caverna”.