día y hora

sábado, 2 de febrero de 2013

El destete


EL DESTETE

Nada más ilustrativo que recurrir al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua para explicar el significado de la segunda acepción de la palabra “destetar”: “Apartar a los hijos de las atenciones y comodidades de su casa para que aprendan a desenvolverse por sí mismos”.

            Nadie lo tuvo fácil, ni antes ni ahora. Ciertamente en estos momentos, con una tasa de paro juvenil que supera el 50%, nuestra juventud  -la más preparada de la historia- lo tiene un poco más difícil. Pero esto no impide que los padres pongamos de nuestra parte los medios para “destetar” paulatina y responsablemente a nuestros hijos, y que estos se den cuenta que sus habitaciones no pueden seguir siendo un refugio perpetuo o una burbuja alejada del  mundanal ruido, porque hay vida más allá de sus oscuras e impenetrables madrigueras, y tienen que buscarse el sustento, no sólo económico sino cultural y emocional que supone enfrentarse a la vida misma, por muy ingrata y difícil que resulte.

            Tanto hijos como progenitores debemos ser capaces de poner todos los medios a nuestro alcance para que esta difícil pero necesaria experiencia de la vida –la del destete-, sea lo menos traumática posible; porque no queda otra.

Anecdotario


ANECDOTARIO

Como digo en mi libro “mis cartas al director”, para mis artículos me sirvo, con o sin permiso, de situaciones o anécdotas que suceden en la vida misma; a veces son de lo más pintorescas y que, aderezadas, salpimentadas y contadas con mi peculiar y sutil ironía (retranca galega cien por cien), dan mucho juego. Con la que está cayendo: corrupción, desprestigio del mundo político, chupatintas, mequetrefes, meapilas y tarambanas, no está de más que, de vez en cuando, los que nos dedicamos a contar historias alegremos un poco la vida de los lectores  contando algunas de estas situaciones rocambolescas, ciertamente divertidas, y que, sin poder evitarlo, podemos presenciar en cualquier momento.
            Sucedió un día como otro cualquiera; llovía a cántaros y la gente se arremolinaba en la marquesina de la parada, con sus paraguas abiertos los que permanecían fuera, esperando que llegase su autobús. Llega uno, el más utilizado en la ciudad por su frecuencia, y la gente poco a poco va entrando, pagando el billete correspondiente con dinero (los menos) o mediante la tarjeta de transporte (los que más). En esto sube una señora, bien entrada en años, introduce precipitadamente su tarjeta en la ranura, y suena un pito de rechazo. “Pues no sé por qué, la metí hoy por la mañana en el cajero automático y funcionaba”; “A ver señora, sáquela y métala otra vez, le sugiere el conductor”; la señora le mira contrariada pero le hace caso; la saca y la mete de nuevo y……le sigue pitando. Desde el fondo del bus se escucha una voz indicando a la señora lo siguiente: “Frótela con el dedo y métala con suavidad”; la señora, un poco aturdida por la situación embarazosa, admite la sugerencia, la mete despacio y….le pita; no hay manera. En esto, fuera en la parada y lloviendo a mares, la gente agolpada esperando entrar se empieza a cabrear y algún impaciente le suelta lo siguiente: “Si usted no la sabe meter, haga el favor de bajar y deje que los demás metamos la nuestra también”. De igual forma, los pasajeros dentro del autobús se empiezan a poner nerviosos y le dicen al conductor: “oiga, que no tengo todo el día,  ponga a la señora de patitas en la calle y continuemos el viaje”. Finalmente, aquel se levanta, deja el volante e intenta coger la tarjeta de la señora diciéndole: “Señora, déjeme a mí metérsela que, al parecer, usted no sabe”; en esto, que se escucha la voz débil y temblorosa de un hombre cumplidos ya los ochenta y que proviene del asiento reservado para los pasajeros con movilidad reducida y/o personas mayores, próximo al conductor, e interviene en la trifulca dialéctica: “Si no le importa, se la meto Yo”. Finalmente, la señora cabreada, declinando las dos “amables” invitaciones dice con voz firme y enérgica: “No le permito ni a usted ni a nadie que me la meta”. Con chufla, los pasajeros, los de dentro y los que inútilmente intentaban entrar, cantan a coro: “eso, eso, a ver quién es el guapo que se la mete”.
            En fin, después de un rifirrafe interminable, las aguas –las de dentro del bus-, porque fuera seguían cayendo chuzos de punta, vuelven por fin a su cauce, resolviendo la incómoda situación de la siguiente forma: “Señora –le dice el conductor-, guarde su tarjeta que yo le pago de mi bolsillo el billete”, ante los aplausos encendidos de todo el pasaje. Fin de la historia.

viernes, 1 de febrero de 2013

EMPRESAURIOS E OPERAURIOS, publicado en el Faro de Vigo, 3-02-2013


EMPRESAURIOS E OPERAURIOS

 

Houbo un tempo, no periodo Mesozoico hai 160 millóns de anos, donde grandes réptiles dominaron a Terra, para despois desapareceren sen saber moi ben cómo nin por qué.

         Na nosa era existen tamén certos “empresaurios” que, seica, aínda non se decataron de que estamos no século XXI, e que, nin o xeito de producir, comercializar e ata de pensar, eche o mesmo aos da revolución industrial da metade do século  XVIII e principios do XIX, por non falar do uso das novas tecnoloxías, ferramentas informáticas e redes sociais. Tamén, todo hai que dicilo, existe unha fauna de traballadores “operaurios” que pensan que o seu traballo consiste simplemente en fotocopiar unhas cantas follas e grapalas, e deste xeito pasan a súa xornada laboral -que non ven sendo outra ca súa propia vida-, sen mais padecementos e ilusións. Dentro dos operaurios, estou pensando especialmente en certos “funcionaurios”, que habelos, hainos tamén.

         Todos debemos ser conscientes que o mundo económico e asemade produtivo mudou, e agora estamos nun totalmente distinto: o das novas tecnoloxías e da información, pero tamén no de pensar e facer as cousas doutro xeito. Son novos tempos, e todos temos que ser capaces de desaprender certos vicios e costumes adquiridos que non levan a ningures e aínda mais tendo en conta que estamos a padecer unha crise económica tan teimuda. Con seis millóns de parados (moitos deles endémicos) temos que ser capaces de reinventarnos e acostumarmos a sobrevivir neste mundo complexo. Pero, eso sí, debemos facelo con sentidiño, con proxectos viables e non feitos ao chou, e a poder ser dándolles un valor engadido e diferenciado, aproveitando as sinerxias e tamén as oportunidades. Son tempos para os novos emprendedores, traballadores autónomos, aínda que sexa por obrigación, porque non vai vir ningunha multinacional a contratarmos. Non vai ser doado, pero temos que intentalo, non nos queda outra; senón, como sucedeu cos dinosaurios daquel periodo convulso da era xeolóxica, seremos afastados, con moita pena e sen ningunha gloria, da vida laboral.

 

 

miércoles, 30 de enero de 2013

La importancia de un e-mail, publicado en el Diario la Opinión de A Coruña, 2-02-2013


LA IMPORTANCIA DE UN E-MAIL

Ya conocemos las consecuencias que esta sutil y útil herramienta informática está teniendo en el caso Nóos donde el exsocio de Urdangarín está bombardeando dosificadamente desde el principio de la causa judicial con e-mail comprometedores y con la finalidad de compartir, como buenos camaradas que lo fueron en su día, una inminente y eventual condena.

            También hemos conocido recientemente los e-mail que tan “amablemente” les enviaban los jefes de las defenestradas cajas de ahorros españolas a sus empleados donde le sugerían que “invitasen” a los clientes a suscribir productos financieros complejos que ni aquéllos mismos entendían, indicándoles que, de lo contrario, no comerían centollas de la ría ni camarones en la cena anual de la entidad.

            Es importante guardar los e-mail, si son comprometedores mejor, porque uno nunca sabe si algún día los va a necesitar. Yo, por la parte que me corresponde, guardo y conservo en tres archivadores definitivos documentos clasificados materia reservada y que he recopilado en mis treinta años de vida laboral. Lo que sucede es que en los dos primeros guardo información confidencial en hojas térmicas de fax –porque en aquel entonces no disponía de servicio de correo electrónico-, que con el transcurso del tiempo se han vuelto amarillas y las letras o números han desaparecido prácticamente del texto, sólo unos signos ilegibles que no soy  capaz de descifrar, pero las guardo de igual forma por su valor sentimental. Pero en el tercer archivador guardo y tengo información –esta vez sí contenida en e-mail- que podría hacer tambalear al mismísimo índice selectivo IBEX 35. También digo, que puede haber e-mail que nos pueden algún día sacar los colores y, por lo tanto, hacer pasar un mal rato.

            Todos somos esclavos de nuestros propios actos y más aún de nuestras palabras (aunque estén contenidas en unos inocentes e-mail), pero en lugar de conservarlos en unos anticuados y desfasados archivadores, hagamos uso de las nuevas tecnologías, utilizando para ello un útil y diminuto pendrive.          

EN SILENCIO, POR FAVOR, publicado en el Diario de Pontevedra, 01-02-2013


EN SILENCIO, POR FAVOR

Vivimos rodeados constantemente de ruidos. Mientras dormimos, escuchamos los ruidos del vecino cuanto tira compulsivamente de la cisterna del baño después de una noche complicada. En la calle, nos aturde el ruido de los coches, el de las ambulancias (lleven o no enfermos), el de la vida misma que aflora violentamente en nuestras calles cuando cruzamos el semáforo en hora punta. En la cafetería, cuando soportamos estoicamente las conversaciones vocingleras de los vecinos de mesa, cuando lo que más deseas es tomar en paz el desayuno y echarle un ojo a la prensa. Cuando ponemos la televisión durante el almuerzo y sólo escuchamos las imbecilidades de algunos políticos, elevadas de tono, escenificando una pantomima que ni ellos mismos se lo creen. Cuando volvemos por la noche a casa, derrotados después de un duro día de trabajo y oímos el puñetero taladro del vecino que debe tener su casa llena de tantos agujeros como un queso gruyere. Cuando intentamos por fin conciliar el sueño y escuchamos, a media noche, el ruido extemporáneo de una enferma lavadora quejumbrosa, que proviene del rellano donde tu vivienda, y que retumba como un Airbus A300 a punto de despegar. En fin, demasiado ruido.

            Cuentan que el peluquero de Alejandro Magno le preguntó un día: ¿Cómo queréis que os corte el pelo? En silencio, por favor, le contestó. Pues eso.

martes, 29 de enero de 2013

ES ABSURDO, publicado en el Diario La Región de Ourense, 31-01-2013

Es tan disparatado enterarse por la prensa que altos cargos del Partido Popular hayan recibido sobresueldos, o sobres con sueldos, del que fue en su día tesorero, como contrario y opuesto a cualquier razón que una tal Amy Martin, falsa y pésima columnista, haya cobrado de la fundación Ideas del PSOE, 3.000 euros del ala por artículo. Esta Fundación, al parecer, no tiene ni idea de a cómo pagan actualmente los artículos los diarios. Algunos hasta los hacemos y gratis.
No tiene ningún sentido que mientras unos pocos se estén forrando con esta crisis que padecemos, la inmensa mayoría no tengan ni para vivir o llegar a fin de mes.
Es extravagante pensar que mientras unos se están mirando todo el día el ombligo creyéndose el centro del universo, otros ni tengan tiempo de respirar haciendo el trabajo de sus excompañeros a los que su empresa ha despedido.
Es chocante y contradictorio que tengamos la generación de jóvenes más preparada de la historia y, al  mismo tiempo, una tasa de paro juvenil de más del 50%.
Por último, es absurdo decir, como lo hace un amigo mío, que un gato adorne y un perro simplemente estorbe.
Podemos intercambiar las distintas acepciones que para la palabra absurdo establece el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, pero se mire por donde se mire, lo que acabo de exponer, seguirá siendo ABSURDO.

domingo, 27 de enero de 2013

DERECHO AL PATALEO, publicado en El Correo Gallego, 2-02-2013


DERECHO AL PATALEO

Cuentan que, antiguamente, en la Universidad de Salamanca, los alumnos más pobres tenían que calentar los asientos de los más ricos una hora antes de empezar las clases para, luego, retirarse a los pupitres más fríos del fondo; por ello, consiguieron de las autoridades académicas el “derecho al pataleo” durante los cinco minutos previos y, de esta forma, calentar un poco sus gélidos y entumecidos cuerpos.

Esta forma ecológica de calentarse la tenemos también hoy día. Viendo los casos de corrupción política que salpica nuestra geografía, los más sobrados económicamente -incluidos los políticos presuntamente corruptos-, sólo nos permiten a los ciudadanos este derecho al pataleo dejándonos asitir a cuantas manifestaciones se convoquen o formando parte  de las plataformas ciudadanas en defensa de los más necesitados, pero no nos dejan poner nuestro frío culo en las poltronas calentitas de sus escaños. La forma de representación política actual establecida en la ley orgánica del Régimen Electoral General española favorece a los grandes partidos políticos que, alternándose cíclicamente en el poder, tapan, de este modo mutuamente sus vergüenzas, retroalimentando una corrupción que, por consentida en el tiempo, se ha convertido en parte consustancial de aquéllos. A lo sumo dejan que, de vez en cuando, alguien se siente cerca de la primera fila del hemiciclo y pruebe las mieles del poder para después indicarle, con una palmadita en la espalda, el camino de salida con estas palabras: “Es mejor que no te acostumbres demasiado porque puedes cogerle gustito y desplazarme algún día; estás más calentito fuera, con los tuyos, pataleando en la calle”; o llorando de rabia e impotencia en la soledad de tus cuatro paredes, que es otra forma ecológica de calentarse en silencio.