CAJAS DE AHORROS, luces y sombras
He leído con interés la carta del Sr. Manuel Gómez publicada
el pasado 7 de marzo en las páginas de opinión del Faro de Vigo y es muy
probable que lo que voy a decir a continuación no sea del agrado de algunos lectores,
sobretodo de aquellos considerados “Gayosistas”, si me permiten la expresión.
Sin entrar en otras consideraciones, no es
ninguna obviedad afirmar que las Cajas
de Ahorros y Montes de Piedad en su origen tuvieron una función
social muy importante; eran las depositarias del ahorro familiar
y de las Pymes principalmente; con una extensión limitada a su
territorio, y que pronto sucumbieron a los "cantos de sirena" del
sistema financiero más especulativo. Se creó y consolidó en sus estructuras una
clase de personas con intereses e influencias económicas y políticas muy "singulares",
que hacían de estas Instituciones de crédito su feudo particular. Los
consejeros obtenían muchas veces, por el mero hecho de serlo, créditos
ventajosos, dietas económicas nada desdeñables por asistir a los consejos y, en
este círculo endogámico, aprobaban emolumentos, indemnizaciones, planes de
pensiones, o seguros de vida para sus miembros, a la par que adquirían unos
privilegios con escaso control por parte de los órganos reguladores, y que el
resto de los depositantes y ciudadanos en general nunca podían alcanzar y menos
aún entender. En este punto también es difícil explicar el papel que han
jugado, como convidados de piedra, los sindicatos por medio de sus representantes,
en tanto que empleados, en los Consejos de Administración.
El Sr. Gómez, cargo relevante en la
extinta Caixavigo, supongo, aunque no lo menciona expresamente, hace un breve
repaso y alabanza, al mismo tiempo, de las “luces” de su añorada Caixavigo en
cuanto a la importancia que esta entidad financiera ha tenido no solo en la
ciudad de Vigo y que, a estas alturas, nadie puede negar: obra social, colegio
Universitario, colegio Hogar, apoyo decidido al sector pesquero en momentos
difíciles (especialmente al extractivo), etc. Lo mismo dirían, me imagino, los
exdirectivos, tanto de Caixaourense como Caixapontevedra de sus logros –que
también los hubo-, no por más pequeños, menos importantes, en sus respectivos
territorios naturales de influencia. Debido al empeño del que fuera presidente
de la Xunta de Galicia, Sr. Manuel Fraga, se invitó a estas Cajas de ahorros a
forzar una unión desigual, con fórceps incluido, con la Caja dominante, en
aquel entonces Caixavigo, aprobando y sellando en marzo de 1999 el protocolo de
fusión de las cajas de ahorros del sur de Galicia, alumbrando, en dos
velocidades, una nueva entidad, Caixanova. Más tarde todo se precipitó, no ya
en una nueva fusión sino en la más absoluta de las confusiones con la
incorporación de Caixagalicia como compañera de viaje en una singladura sin
sentido y que algunos mal pensados han expresado con el siguiente dicho: “se
juntó el hambre con las ganas de comer”. Después vendría el escándalo de las
indemnizaciones millonarias de algunos exdirectivos y de las preferentes, unido
a la lamentable, por improductiva e innecesaria, comparecencia del Sr. Julio
Fernández Gayoso en la comisión de economía y competitividad del Congreso de
los Diputados dejando, tanto a los señores congresistas como a la ciudadanía en general, con un palmo de
narices y cautivos de una información que despejaría, sin duda ninguna, algunas
de las incógnitas más sabrosas de la última fusión.
Por cierto, en las participaciones preferentes
y obligaciones subordinadas, aunque Usted, Sr. Gómez, descarte la
intencionalidad, no deben opinar lo mismo tanto el Fiscal General del Estado
como la Fiscalía Superior de Galicia que tienen fundadas sospechas de que ha
habido algo más que la simple suscripción de unos complejos productos financieros
y que sólo en Galicia tienen atrapados sus ahorros 100.000 personas con nombres y apellidos, de los cuales 43.000, con un capital
cercano a los mil millones de euros, corresponden a las extintas cajas de
ahorros gallegas, donde muchos de los afectados están aguardando a día de hoy
una solución a su drama personal.
Hoy,
Novagalicia Banco, heredera de las anteriores Cajas de Ahorros, incluida
Caixavigo, al igual que sucede con las herencias, es responsable de todas las
cargas de la herencia recibida, tanto de sus “luces” como también de sus
“sombras” y que, para bien o para mal, ninguno debemos olvidar.
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