El
fútbol por bandera
Los tristes
acontecimientos vividos el pasado domingo durante los prolegómenos del partido
de fútbol entre hinchas radicales del Atlético de Madrid y del Deportivo de la
Coruña nos debe invitar a la reflexión. La violencia gratuita en el mundo del
fútbol se ha tratado con demasiada ligereza y se ha hecho la vista gorda durante
mucho tiempo. Con el pretexto de que es un deporte de masas y que mueve cientos
de millones de euros, los responsables federativos se olvidan de que el fútbol es
un espectáculo patrimonio de todos los aficionados. Determinados dirigentes de
clubes, además, han pretendido transmitir interesadamente a sus socios la idea
de ser portadores de una bandera excluyente sin importarles las consecuencias
de sus desafortunadas declaraciones. Con esta actitud irresponsable han
alimentado, tolerado y justificado la actuación esquizofrénica de grupos de
radicales, dentro y fuera del terreno de juego. Decir que lo ocurrido a orillas
del Manzanares sólo ha sido el calentón de un grupo de delincuentes que
buscaban pelea es tener una visión miope y cortoplacista del verdadero problema
que subyace en el inframundo del fútbol. Mirar para otro lado no es la
solución.
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