Porto de Bueu |
ACOSO Y DERRIBO MEDIÁTICO
El título no es muy original pero
sí sugerente a tenor de los innumerables procesos judiciales pendientes que nos
tocará sufrir y vivir en este año 2012. Al margen de las simpatías o antipatías
que nos puedan provocar ciertos personajes públicos, caso Camps, Urdangarín,
Garzón, José Blanco, Jaume Matas, La Pantoja, etc., etc., no podemos sino denunciar el circo mediático que estamos
acostumbrados a ver, escuchar y leer en algunos medios de comunicación que
ponen en sus titulares día sí y otro también juicios de valor que, en lugar de
informar convenientemente de los procesos judiciales en sí, establecen pautas
de comportamiento según sea la línea editorial marcada por sus responsables para tratar de influir en la opinión pública estableciendo un
acoso y derribo a modo de pseudosentencias, apartándose de la verdadera finalidad de un medio de
comunicación que no es otra cosa que la
de informar imparcialmente de los hechos. No hay que olvidar que estamos ante
procesos judiciales de resultado imprevisible, y así debe seguir siendo. Nos
guste o no, el resultado incierto de todo proceso judicial no está
predeterminado de antemano, mal que les pese a algunos, y no depende de lo que
digan a favor o en contra los medios de comunicación o grupos ideológicos de
presión, o de otras circunstancias ajenas al proceso. Nos guste o no, si no hay pruebas o indicios
razonables de peso, el resultado del fallo lo determinará, en unos casos el
Jurado, y en otros los Jueces y Magistrados. El acoso y derribo mediático a que
están siendo sometidas algunas personas imputadas en los procesos judiciales
antes mencionados es una mala praxis si con ello lo que pretenden es influir en el proceso judicial. Las presiones mediáticas
sin mesura perjudican, en primer lugar a los propios imputados, y al final
salpican a toda la Justicia dando una imagen de la misma que nada tiene que ver
con el Ideal de Justicia. Es cierto que todos nos formamos o deformamos nuestra propia opinión en cada
caso dentro de la libertad de expresión que nos hemos ganado a pulso, pero lo
que determinados grupos mediáticos intentan provocar con algunos titulares de
prensa no es más que una zafia praxis deontológica para ocultar la pobre y sesgada información
jurídica de sus contenidos.
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