Cosas que
pasan
Personas
bala.- Son aquellas que van por la acera y, sin saber cómo ni por
qué, se dirigen hacia tí como un torpedo teledirigido hasta
impactar contra tu cuerpo. Da igual que modifiques la trayectoria
(porque los ves venir), ellos, teledirigidos por un sensor oculto,
siempre te buscan, buscan el objetivo, que no es otro que tropezar a
posta contigo, como sea, atraídos por el imán corpóreo que, sin
saberlo, llevas adosado en tu pecho.
A por la
pensión, caiga quien caiga.- Caían
chuzos de punta y era finales de mes, o principios, da igual. Dos
personas empujan con fuerza inusitada una silla de ruedas por la
acera empinada camino de una entidad financiera. En la silla, una
señora anciana, de edad incalculable, envuelta en una especie de
chal largo, como momificada; en su cabeza, un sombrero de lluvia
calado hasta las orejas como un hongo, y calada ella hasta el refajo
por efecto de la pertinaz lluvia, sin paraguas -ya lo llevan para sí
sus acompañantes-. Empujan a la anciana señora con el propósito,
presumiblemente, de cobrar la pensión. Contrasta la cara de
felicidad de sus acompañentes, ¿familiares tal vez?, (seguro que
son hija y nieta), con la mirada ausente de la anciana, indolente a
los rigores climatológicos, golpeada en su cara por la lluvia y el
fuerte viento, resignada, como si la llevasen al matadero, arrancada
de su cama, tal vez, a la fuerza y con el propósito de dar sustento
a sus vástagos.
Nota: chuzos
de punta.- Cuando en las ciudades existía la figura del Sereno,
portaban una especie de bastón con la punta metálica que, golpeado
con fuerza (el chuzo) sobre las adoquinadas calles, producía
chispas.
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