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domingo, 22 de abril de 2012

"FUTBOL ES FUTBOL"- Publicado en el Faro de Vigo, 29-04-2012-


FUTBOL ES FUTBOL

Que “el fútbol es el opio del pueblo” es una frase que  desconocemos su procedencia y autoría, pero que en estos tiempos de crisis económica no puede estar más presente. Yo que no soy muy futbolero que digamos ni militante de ningún equipo, aunque reconozco tener mi corazoncito como en  política, fui testigo el pasado sábado del partido del siglo entre el Barça y el Real Madrid; y en el mejor escenario posible, al margen claro está de un estadio de fútbol, como lo puede ser un bar o cafetería. Acompañado de propios y extraños viví en primera persona desde la barra con interés y no poca emoción los momentos álgidos de la contienda, y también porque no decirlo, los más soporíferos.

            Cada uno de los que estábamos en el bar intentamos durante 120 minutos-incluyo aquí los prolegómenos y el tiempo reglamentario de descanso más las prórrogas concedidas por el árbitro-,olvidar nuestras penas y desventuras, acompañados de nuestra pócima más deseada, llámese caña de cerveza, cubata o descafeinado de máquina con sacarina algunos; consumiciones que debido a la crisis y sus efectos perversos hicimos todo lo humanamente posible para estirarla el tiempo que duró el juego: Un partido un café; ante el cabreo disimulado y la resignación de los dueños del establecimiento que bien hubieran deseado hacer su agosto en pleno mes de abril. Soportamos estoicamente en fila india en la barra del bar o mezclados entre  taburetes y mesas el lance del juego. Es curioso comprobar las miradas entrecruzadas, los suspiros…, y los ¡Ay! o los ¡Huy! contenidos cuando  la pelota lanzada con maestría por el delantero rozaba la cepa del poste izquierdo-o derecho, que aquí no existe distinción política-, de la portería, correspondida como Dios manda por la procacidad y estirada imposible del cancerbero.

            Ahora no afortunadamente, pero cuando permitían fumar- y   hasta escupir en el suelo-, el humo se podía cortar con la mirada.

            Cierto es que hay bares más vocingleros que otros, y eso se nota intramuros  pero también fuera de la fortaleza.

            Los hinchas o simpatizantes de uno u otro equipo, ataviados algunos con la indumentaria reglamentaria como si fuese el jugador número 12, proferían insultos medidos y reprimidos debido quizás por el entorno no tan hostil como el de un estadio de fútbol, y buscaban miradas cómplices y furtivas que recorrían el perímetro del establecimiento, mientras algún alma solitaria y despistada mostraba su indiferencia reflejando sus propias frustraciones en la máquina tragaperras, abducido por su encanto, esperando que aquella le resolviese la vida  y de paso sus dudas terrenales.

            El resultado fue el que fue, ya sea para el regocijo de los simpatizantes del equipo ganador y el cabreo y frustración del perdedor; pero eso es lo de menos. Lo que realmente importa, y en esto creo que  estamos todos de acuerdo  es en lo siguiente: Ya seas creyente, agnóstico o ateo; defensor o detractor, simpatizante o militante,   no cabe duda que a nadie deja indiferente este deporte de masas, nuestro balompié, porque como dijo un día aquel entrenador  filósofo Vujadin Boskov, “El fútbol es Fútbol”.

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