La singularidad de
unas elecciones
Una vez transcurridas las
elecciones Autonómicas Gallegas me pregunto: ¿Es que ha habido alguna
diferencia, políticamente hablando, entre el día 20 y el 22 de octubre? Algunos
me dirán: Pues sí, hombre, porque el partido popular consiguió revalidar la
mayoría absoluta, que no es poco en estos tiempos, mientras los demás partidos
políticos de izquierda, divididos y fragmentados, han propiciado el voto útil,
y lo que es peor, la indiferencia y el hastío a los potenciales votantes
manifestada en los resultados electorales con una galopante abstención (7
puntos más que en los anteriores comicios).¿Es que, como afirman otros, se ha
dado un respaldo definitivo a las medidas de recortes económicos y de servicios
básicos aprobadas por nuestro Gobierno? ¿Es que usted, desempleado, por ejemplo,
ha encontrado acaso un puesto de trabajo durante esos días; o tal vez usted,
empresario, ha visto incrementado su volumen de negocio y facturación, y por
consiguiente su confianza en nuestra economía? Y por qué siendo Galicia una
nacionalidad histórica como lo son el País Vasco o Cataluña no cuaja ni a tiro
un partido nacionalista? ¿Es que los gallegos somos masoquistas? Pues no
señores, ni somos tontos ni masocas, somos diferentes. Tal vez lo que
pretendemos es apostar por lo seguro en este horizonte de inseguridad económica
que nos ha tocado vivir haciendo valer aquel famoso dicho que dice:”Más vale
malo conocido que bueno por conocer”; y, al mismo tiempo, tampoco queremos
renunciar a nuestro variopinto minifundismo de izquierdas y que pondrá, sin
duda, un poco de vidilla a este monocolor arco parlamentario; y si es con la
reaparición del histórico e incombustible profesor Sr. Beiras mejor que mejor,
para que no queden dormidos en sus escaños los señores diputados autonómicos.
Lo
dicho, nosotros los gallegos no somos ni mejores ni peores, ni más tontos ni
más listos que los de otras Comunidades Autónomas. Somos sencillamente
singulares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario