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jueves, 6 de diciembre de 2012

LAS CAPAS DE LA CEBOLLA


LAS CAPAS DE LA CEBOLLA 

De una buena amiga aprendí una vez que nada mejor que utilizar periódicos para tapar los restos orgánicos, o no, -porque lo de reciclar es una facultad discrecional que de momento no es obligatoria, y que cada uno la usa como le venga en gana-, que depositamos en la bolsa del cubo de basura durante el día antes de bajarla por la noche y no antes, como indican las ordenanzas y el sentido común, al contenedor municipal. Cuanto más comamos, más basura generamos y, en consecuencia, más páginas de periódicos harán falta para tapar nuestros desechos.

            He de decir que siempre pongo periódicos atrasados, nunca los del día, a pesar que, a menudo, me veo tentado a hacerlo viendo, nada más comprar la prensa, las portadas donde casos de presunta corrupción destacan, día sí y otro también, en grandes titulares nuestros periódicos y que salpican indistintamente a políticos- los que más-, pero también empresarios, banqueros, policía, gente ilustre, y un largo etcétera, porque algunos particulares no llegamos a alcanzar aquella categoría superior y nos quedamos en un escalafón más bajo, a lo sumo, en simples corruptelas sin malicia.

            Algún día, reconozco, he llegado a llenar, capa a capa con hojas de periódicos, hasta dos cubos de basura diarios, y no precisamente porque haya comido más de lo acostumbrado, utilizando los de toda una semana, incluidos suplementos; y hasta he tenido que bajar al bar de la esquina para pedir refuerzos, donde suele haber hasta seis diferentes.

            Ya sé que esta costumbre que una amiga me contagió hace tiempo no está bien porque, como reza a modo de súplica en la parte superior de la contraportada de algún periódico: ¡Recíclame!; este es susceptible de reciclarse, como Dios manda, dejándolo en el contenedor azul que para tal fin ponen en la calle a nuestra disposición los ayuntamientos. Pero: Qué mejor que utilizar las páginas de un periódico para tapar con nuestra propia basura generada, capa a capa, página a página, los casos de presunta corrupción que aquellos nos muestran en portadas, faldones o columnas de opinión.

Lo que sucede es que cuantas más páginas superpuestas pongamos, como las capas de la cebolla, más nos dan ganas de llorar……de rabia.

           

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