Nada que decir….
A menudo uno piensa que todo está
dicho, que todo está escrito, que nadie te lee o te escucha. Es entonces cuando
cunde el desánimo y llega el abatimiento. Como dijo un día el poeta Gerardo
Diego: “Voy a romper la pluma. Ya no la necesito/Lo
que mi alma siente yo no lo sé decir/Persigo la palabra y sólo encuentro un
grito roto, inarticulado que nadie quiere oír”.
A veces uno
cree que no merece la pena escribir, luchar, insistir, persiguiendo causas
imposibles, tropezando una y otra vez con ese muro infranqueable y desesperante
en que se ha convertido el mundo que nos ha tocado vivir; el día a día
agonizante. Pero, de repente, uno se acuerda de todas aquellas personas que lo
han perdido todo y que se encuentran en las antípodas de tus posibilidades, pero
que conservan todavía la esperanza de que, algún día, su situación mejore. Sólo
cada uno de nosotros, con la palabra, con un artículo de opinión- de denuncia-;
con un gesto, con una mirada, pero, principalmente, con el compromiso participativo,
podemos asir el timón y tratar de enderezar el rumbo de nuestras propias vidas.
No enmudeciendo el verbo, escondiendo la pluma o ahogando nuestra memoria.
Hay personas a
las que ayudar, causas por las que luchar. No es cierto que no haya nada que
decir. Nos queda mucho, todavía, por hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario