Madriñán, compañero y amigo
En estos años he ganado
compañeros y amigos que durarán toda la vida,
y he compartido experiencias profesionales, a veces no tan dulces, que espero
me sirvan de reflexión y aprendizaje.
Sin duda hay personas que
merecen tener un lugar destacado en mi blog, y ese es Madriñán, mi compañero
pero sobre todo Amigo,” el hombre de la paciencia infinita”. Compañero, porque
durante algún tiempo coincidimos en el mismo lugar de trabajo. Con un montón de
recibos domiciliados y no domiciliados, y también efectos a pagar con
vencimiento incorporado encima de su mesa, atendía a cada uno de ellos con una
meticulosidad y precisión digno del mejor cirujano. Analizaba, con la paciencia que le caracteriza, las infinitas
posibilidades que ofrecía la tarea encomendada y cuando por fin acababa, se le
podía apreciar la cara de satisfacción en su semblante.
También compartimos
amistad “gastronómica” en las comidas de los jueves en el “Bar Turista”, que
está situado, mientras no le echen la piqueta,
en los soportales de El Berbés en Vigo, barrio típico mariñeiro. Un
lugar “singular” por su continente
pero con una calidad en sus platos fuera
de serie: cariocas, chinchos, xoubas,
lubina a la espalda, rape a la gallega, abadejo insuperable y de vez en cuando caía algún marisquito. Todo
esto servido, a la velocidad de la luz y con el pan entre el sobaco, por
nuestro querido amigo Manuel Alén,
Ibarreche para los amigos, que Dios lo tenga en su gloria.
Coincidimos recientemente
mi amigo Madriñán y un servidor haciendo una incursión pacífica en las
posesiones del Puerto pesquero de Vigo, y más concretamente en los viveros de marisco, con el objeto de
averiguar qué manjares atesoraban
las cetáreas allí instaladas. Camarones, centollas, nécoras, etc., todas ellas
nadando libremente en el espacio habilitado. He de decir que algo de allí nos
hemos llevado para nuestras respectivas casas mi Amigo y yo, y en la
conversación que tuvo lugar durante el
café, me comentó que había sido abuelo recientemente, y que al nieto le habían
puesto de nombre Nicolás. Enhorabuena compañero y Amigo, porque te hará falta mucha “paciencia” en tu nueva
labor como abuelo, aunque a decir verdad, a tí te sobra porque eres el “hombre de la paciencia infinita”. (Le dedico a mi amigo la canción de Andrés do Barro, o camiño que me leva a San Antón.)
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