Iba
en dirección a mi pequeño universo que es Beluso, como ya sabéis, el puente de Rande estaba cubierto por una
densa niebla, y dejando el corredor do
Morrazo me detuve en Castiñeiras y más concretamente
en el cementerio municipal de Bueu donde reposan mis seres queridos, mis
padres, mi hermana, mis padrinos, mi familia.
Es curioso, porque siendo
agnóstico convencido alguien me dirá, Si no crees por qué vas a un cementerio, No creo ni dejo de creer respondo, soy un
agnóstico convencido no un ateo declarado, no es mi intención refutar a nadie, lo que ocurre es que detesto la práctica enfermiza e irracional de cualquier religión
.Encuentro este "camposanto" un lugar
“seguro”, un terreno neutral
donde las almas de las personas que ahí descansan me transmiten serenidad y
tranquilidad. Me encuentro cómodo en la soledad del bosque
donde solamente se escucha el sonido de los eucaliptos cuando son acariciados
por el viento. Adecento un poco el lugar de enterramiento donde reposan mis
seres queridos y después de un tiempo de reflexión me voy con un sentimiento de
nostalgia y melancolía. En dirección a Beluso por la carretera comarcal que me
conducirá a nuestra casa, me detengo a contemplar el bosque en un lugar llamado
Forqueiros que en esta época del año está precioso, con esa sinfonía y
tonalidades de colores ocres, castaños, amarillos, verde musgo, etc. que te
hacen recordar que el invierno ya está llamando a la puerta aunque la
temperatura este año está siendo más suave de lo habitual.
Dejo a mano
izquierda la Ermita de San Mamede, que me trae muchos recuerdos de mi infancia y contemplo
cómo a lo lejos se divisa ya el mar, con un manto gris plomizo que contagiado
del cielo de la misma tonalidad nos invita a reflexionar y pensar. A muy poca
distancia de nuestra casa en Beluso , de repente aparece como un rayo
electrizante el arco iris “o arco da
vella”. Sale de la profundidad del océano con ese colorido característico, sobresaliendo más si cabe por
el efecto del cielo y el mar. ¡Qué maravilla! Apuro un poco y ya desde la
terraza de nuestra casa lo contemplo en todo su esplendor. No uno, sino dos
arcos da vella paralelos aparecen ante mí como diciendo:" por muy duro que sea
el camino, por muchas adversidades que pases en tu vida, al final del camino
encontrarás…….”o arco da vella”, y entonces, me acordé de un buen amigo
“imprescindible” que nos dejó en el mes de julio pasado, Francisco Justo Carou
Blanco, párroco de Boiro, y también de Ulises.
Escuchamos la versión de "somewhere over the rainbow", por Israel Kamakawiwo'ole:
1 comentario:
Despues de leer esto, creo que le debes dedicar un espacio informativo, divulgativo y laudatorio a la Secuoyas de Beluso (El Pais-Galicia, domingo 11 de diciembre de 2011).
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