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miércoles, 17 de abril de 2013

¡AY, PENA, PENITA, PENA!, publicado en Faro de Vigo, 10-05-2013


¡AY, PENA, PENITA, PENA!

La letra de esta conocida copla, que compusieron a mediados del pasado siglo (más o menos) Quintero, León y Quiroga, y que la popularizaron, entre otros, Concha Piquer y Miguel Molina, suena como una premonición de lo que ha sucedido o puede suceder a algunos de nuestros más ilustres personajes -pertenezcan o no al mundo de la farándula- y que están todos los días en la parrilla de salida de los medios de comunicación –los que consideramos serios y los que no- y protagonistas también del papel couché, alimentando el circo mediático y el morbo generalizado de los que, sin pena ni gloria, formamos parte de este valle de lágrimas. Como en la letra de esta famosa copla, una mujer fatal, una viuda negra o simplemente una mujer de raza se lamenta de ser la causa de todas las desgracias del hombre al que ama: “Si en el firmamento yo tuviera/esta noche negra lo mismo que un pozo/con un cuchillito de luna lunera/cortaría los hierros de tu calabozo”. La pena o condena –en este caso penita- que le ha caído a la tonadillera, la viuda negra de España, la Pantoja, por sus tejemanejes blanqueando, no precisamente las sábanas de su dormitorio, y que ha supuesto, ni uno más ni uno menos, que veinticuatro meses, ¡que exactitud!, le ha liberado, de momento, de estar los próximos días, con sus noches luneras en el trullo, so pena de reincidir; mientras a su expareja le han caído siete añitos del ala y a la sombra, no de los pinos precisamente, ahogando las penas en el recuerdo de aquellos días inolvidables en El Rocío, preguntándose una y otra vez, ¿ha merecido la pena?, y a la espera de otros juicios pendientes que, presumiblemente, harán engrosar aún más la suma de la -¡ay, pena, penita, pena! hasta quedar más preso y atrapado que un engañado suscriptor de preferentes y subordinadas, estas últimas con o sin vencimiento.
            ¿Ocurrirá realmente lo mismo con otros personajes, en la mente de todos, haciendo valer de una vez por todas aquello que dice nuestra Constitución en su artículo 14 y que algunos entienden a duras penas:”Todos somos iguales ante la ley……..”?; lo contrario, sería de pena.

“Me duelen los ojos de mirar sin verte/reniego de mí/que tienen la culpa de tu mala suerte/mis rosas de abril”. Pues eso, hay que echarle la culpa al mes de abril, por cargarle el muerto a alguien; y como es de sobra conocido, en abril aguas mil.

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