Algunos cuando vamos a una cafetería acostumbramos a tomar
nuestra consumición, ya sea un café o una caña de cerveza, en la compañía de un
periódico…., si lo encuentras disponible, claro. Nos da igual muchas veces
tener al lado de nuestra taza de café cualquier periódico o revista de tirada
nacional, local, deportivo, un suplemento atrasado desmembrado de su original,
o lo que sea. Pero uno necesita tener en su compañía alguna publicación amiga o
enemiga en última instancia, porque, de lo contrario el café se puede convertir
en úlcera gástrica y la caña en un dolor de cabeza espantoso.
Por eso
cuando entras y hurgas en el lugar donde debería haber un periódico y no lo
encuentras, sientes una pena y desazón que te turba el espíritu. A veces,
cuando hay confianza, antes de pedir tu consumición, preguntas afirmando: ¡Si
no hay periódico disponible no me pongas nada! Si la respuesta es:” En estos
momentos están todos ocupados”, la decisión esta ya tomada. Te vas resignado en busca de mejor fortuna.
Pero a veces tentamos al diablo y aguardamos sigilosamente, agazapados en la
barra, atenta la mirada y agudizado el oído, en busca de la presa más
codiciada. Lo más dramático es cuando observas a tu alrededor y ves que todos
los periódicos están en manos de verdaderos depredadores. Basta una atenta
mirada y un repaso a estas almas solitarias que pueblan nuestros bares y
cafeterías para darte cuenta enseguida que no será fácil que se desprendan de
su presa tan fácilmente. Clavas tu mirada, los observas y compruebas como se
regodean regostándose en sus contenidos; como pasan y manosean sus páginas lentamente, a veces con
intercambios de fluidos en las yemas de sus dedos. Leen hasta las noticias más irrelevantes;
las esquelas es una de sus secciones preferidas , observando con atención a
aquellos que un día fueron cuerpos y ahora almas, dejando el espacio libre para
que ellos-los depredadores- puedan saborear aún más si cabe su preciada caza.
Cuando crees
al fin que van a soltarla, ya saciado su instinto y apetito, vuelven de nuevo a
la portada y comienza así una espiral de lectura, rebuscando entre las noticias
y anuncios por palabras algún resto de carne que llevarse a la boca.
Pero lo que
te sacará de quicio definitivamente es cuando observas perplejo como sacan del
bolsillo de su chaqueta una pluma o estilográfica y se disponen a chafarrinar, dejando su
huella indeleble en el crucigrama y/o sudoku. Aquí es donde los depredadores
marcan definitivamente su territorio y hacen suya la presa. En este momento te
das cuenta que has perdido la batalla, que tienes que pensar en una retirada
honrosa y buscar otros territorios inmaculados en busca de tu espacio y de tu tiempo,
lejos de esa jauría de depredadores de periódicos.
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