LA LLUVIA Y LOS MEDICAMENTOS
Hagamos una prueba de mnemotecnia, e incluso podemos echar
mano de la hemeroteca si así lo desean. Vd., o yo por ejemplo, suplicamos que
llueva después de una pertinaz sequía….y nada; nadie atiende nuestras súplicas
ni nuestras plegarias. Después de una
semana lloviendo añoramos el calorcito del verano.
Un político,
sigo con el ejemplo, anuncia, casi siempre en el mes de septiembre u octubre
–este año es distinto, pero la excepción confirma la regla-, que los embalses están
casi exhaustos, que hay que racionar el agua en las casas y non ser tan
coquetos ni aseados….., y Zas!, acto seguido llueve a cántaros durante días,
como si fuese una maldición bíblica. Se acabó el problema.
Realizando
ahora un ejercicio de digresión, piensen Vds., en el tema de moda últimamente:
el “copago” en la Sanidad, y en particular en los
medicamentos. Nosotros, sobre todo los que tengan un sueldo que no llegue a “mileurista” o una pensión depauperada
hasta la miseria-que no son pocos-, suplicamos
que no hagan tal cosa. Nadie comprende nuestras inquietudes y nuestros temores.
Los políticos, sin embargo, nos dicen: el País está hundido económicamente, y
la Sanidad está de pena, se van a cerrar muchas consultas y quirófanos; no hay
ni para aspirinas. Y Zas!, subrepticiamente lo que nos quieren insinuar es que
vamos a “copagar” muchos más servicios básicos que los insignificantes paracetamoles.
Más que un
axioma, esto es digno de una moraleja final: Con la lluvia y con los
medicamentos ninguno estamos contentos. ¡Me salió un pareado sin querer!
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