CAGADAS
Perdón en primer lugar por usar este adjetivo malsonante,
pero es una expresión que se utiliza más de lo que pensamos. El diccionario de
la Real Academia lo define como como un
adjetivo coloquial y viene a ser “la
acción que resulta de una torpeza”. Yo, por ejemplo, la he utilizado
recientemente; y también se la he oído decir a algún político; eso sí, con la
boca pequeña no vaya a ser que se entere el respetable y tenga que dar luego
explicaciones inoportunas. También he escuchado algunas palabras peores, lo
admito. Por eso, por ser un adjetivo frívolo, soez y de mal gusto, a lo largo
de este breve artículo, cuando haga referencia a ella utilizaré la abreviatura,
inventada, CGD.
Sin ir más
lejos el otro día en una conversación informal con unos amigos salió a colación
algunos acontecimientos vividos y reproducidos recientemente por los medios de
comunicación. Veamos unos ejemplos significativos.
Cuando los
primeros ministros francés e italiano, Sarkozy y Monti respectivamente, han “utilizado” expresiones desafortunadas
hacia España recientemente, ante el
rumor de un hipotético rescate de nuestro país y en beneficio electoral el
primer mandatario europeo, poniéndonos como claro ejemplo de lo que no hay que
hacer, aunque sea cierto, habrá que decirles aquello de: La han CGD haciendo estos comentarios sin
ningún fundamento o rigor científico.
O cuando la
Presidenta de la Comunidad de Madrid soltó aquel exabrupto no hace mucho, de
que hay que devolver al Gobierno Central las competencias básicas como la
Justicia, Sanidad o Educación, como si se tratase de un partido de tenis.
Sinceramente, creo que la ha CGD con
tanta generosidad de devolución competencial, porque no era el momento ni el
lugar; lo que hay que hacer, señora mía, es exigir a las Autonomías mayor
control en el gasto público y menos
despilfarro en cuchipandas faraónicas inasumibles financieramente. A lo mejor
pretende que volvamos a la etapa pre constitucional ya superada
afortunadamente, aunque algunos la añoran fervientemente.
Y también
cuando algún ex Presidente del Gobierno de la nación aparece como el Guadiana,
extemporáneamente; suelta su perorata y algunas perlas filosóficas y se vuelve
como si nada a su casa y al cobijo de su bien
merecida pensión vitalicia nada desdeñable; a estos buenos señores les
diremos, con mucha educación, que mejor se queden es sus palacios de verano o
invierno cuidando de sus bonsáis y de sus ovejas.
Se pueden
decir más CGD, pero no es menester
continuar para no removerlas demasiado.
Y Vuelvo a pedir perdón de nuevo por la utilización del adjetivo de marras, quizás inadecuado, inoportuno e impropio de mi estilo literario; pero no me digan que no han entendido a la perfección lo que he querido decir con estos ejemplos gráficos pronunciados por la clase política, española y europea. Asumo mi responsabilidad y desde esta tribuna afirmo que no volveré a escribir CGD como esta nunca más.
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