A LA SOMBRA DEL VIEJO ARBOL (6-10-2011).
Señores ex directivos de Novacaixagalicia. Su salida, defenestración, dimisión, o como quieran calificarla, de la ya finiquitada Caixa de Aforros está rodeada de un halo de misterio digno de las mejores películas americanas de suspense.
¿Qué fue de aquellas personas que arengaban a sus empleados en las maratonianas sesiones del informe anual de gestión y en las que infundían entusiasmo bajo la atenta mirada de los presidentes y arropados por la plana mayor, con un soporte técnico envidiable digno del mejor espectáculo americano, sobre todo cuando algún directivo indicaba al técnico que pasara a la siguiente imagen o transparencia con aquella célebre palabra: ¡Adelante!?
¿Dónde está la ilusión que manifestaban y contagiaban a algunos de sus empleados en aquellos momentos en los que el barco era ya azotado por las tempestades financieras? Quizás Vds. hayan pensado, ahora que el barco tiene una vía de agua preocupante, y estando en la sombra, quieran buscar horizontes más estables y cálidos.
Yo no sé si Vds., han sido buenos o malos gestores en la Caja. Si les han puesto la zancadilla, que también ocurre hasta en las mejores familias. O si todo esto ha sido un cúmulo de desaciertos influidos por alguna conjunción cósmica, por los denominados mercados y con la contribución inestimable de los responsables políticos a todos los niveles. Quién lo sabe; porque lo que se cocina en los fogones de la alta dirección y la política pasa desapercibido para el resto de los mortales, hasta que sufrimos en nuestras propias carnes sus consecuencias. Pero lo que no me cabe la menor duda es que esta situación no la ha provocado los empleados que sólo se han limitado a seguir el guión dictado por la cúpula directiva. No digan, por favor, como alguno parece haber manifestado en algún medio de comunicación, que se van “al igual que otros compañeros de la Caja”, porque pueden crear confusión al respetable. Ni las condiciones jurídicas de sus contratos ni por supuesto las económicas creo que sean las mismas. Por fin se ha levantado la alfombra donde, con incredulidad y rechazo ciudadano se están destapando, tanto las miserias que escondían nuestras Cajas de Ahorros como las retribuciones económicas endogámicas que suscribían los altos directivos en las mismas.
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