EL DESTETE
Nada más ilustrativo que recurrir al diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua para explicar el significado de la segunda
acepción de la palabra “destetar”: “Apartar a los hijos de las atenciones y
comodidades de su casa para que aprendan a desenvolverse por sí mismos”.
Nadie lo
tuvo fácil, ni antes ni ahora. Ciertamente en estos momentos, con una tasa de
paro juvenil que supera el 50%, nuestra juventud -la más preparada de la historia- lo tiene un
poco más difícil. Pero esto no impide que los padres pongamos de nuestra parte
los medios para “destetar” paulatina y responsablemente a nuestros hijos, y que
estos se den cuenta que sus habitaciones no pueden seguir siendo un refugio
perpetuo o una burbuja alejada del
mundanal ruido, porque hay vida más allá de sus oscuras e impenetrables
madrigueras, y tienen que buscarse el sustento, no sólo económico sino cultural
y emocional que supone enfrentarse a la vida misma, por muy ingrata y difícil
que resulte.
Tanto hijos
como progenitores debemos ser capaces de poner todos los medios a nuestro
alcance para que esta difícil pero necesaria experiencia de la vida –la del destete-, sea lo menos traumática
posible; porque no queda otra.
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