La empresa para la que trabajaba “utilizó”, en primer lugar, mi prolongada y justificada baja médica
por incapacidad laboral, y en segundo lugar la crisis económica para adelgazar la plantilla. No me quedó otra que
pedir la cuenta y marcharme. Además, esta circunstancia coincidió en el tiempo
con la pérdida traumática de un ser querido. Y aquella decisión, aunque
difícil, me llevó a ver las cosas de otra manera y descubrir que existe vida más allá del sufrimiento,
valorando mi salud y la de los míos por encima de otras consideraciones. El destino me acabó de dar una grata
sorpresa porque, ante tanto infortunio, descubrí una afición-quién sabe si
vocación tardía-, como es la de publicar mis artículos en la prensa, y a desempolvar mi antiguo título de licenciado en derecho. Y aquí sigo,
esperando a que vengan tiempos mejores.
(Nota: Exactamente 148 palabras, de las 150 exigidas como máximo.)
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