ADOLESCENCIA
Hace algún tiempo intenté leer un libro. Empecé con ilusión,
y acabé en las primeras páginas sucumbiendo entre bostezos y aburrimiento.
Quizás no tenía, ni el día, ni las ganas, lo reconozco.
Pero me
llamó la atención cierto pasaje y que ahora, guardando el secreto del autor y
el título, intentaré describir y hacer una pequeña aproximación, sin ningún
rigor científico, a esta etapa de la vida tan convulsa y delirante.
Trataba el
pasaje del libro sobe LA ADOLESCENCIA. No cabe duda que en esta etapa de la
vida de una persona, se desencadenan no pocos conflictos, personales y
fisiológicos. Las hormonas afloran en el organismo, evolucionan y se reproducen
a una velocidad de vértigo. ¡No hay forma de apaciguarlas!
¡Y qué me
dicen Vds. de los ruidos y olores que desprenden sus habitaciones! En la
profundidad de sus guaridas se desarrollan los sonidos más extraños y los
olores más impenetrables, una mezcla de naftalina y colonia barata; recorriendo
los pasillos y alcanzando con sus ecos y fragancias las demás estancias de la
casa.
Ya no
digamos de los conflictos personales, interpersonales, cósmicos. La
adolescencia es esa etapa de la vida en la que uno se convierte en un
incipiente filósofo: Curiosea, experimenta, coteja probabilidades y posibilidades;
se desespera y desespera a los demás; dudan; se sienten inseguros; se vuelven
ingenuamente confiados; se equivocan; se vuelven más huraños, ensimismados en
sus asuntos, en una espiral a veces peligrosa de bipolaridad y desenfreno.
Conocen a su primer amor, sufren el primer desengaño. Conocen la bondad, la
maldad y las miserias, al mismo tiempo.
Es una etapa
en la que el mundo está a sus pies, y también al de sus hormonas.
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